Al caer la tarde en Cusco, mientras los últimos rayos del sol acarician las piedras centenarias de los muros incas, se despliega un ritual moderno, pero cargado de una profunda espiritualidad. Dentro del Palacio del Inka, a Luxury Collection Hotel, en el corazón de la ciudad imperial, el Bar Rumi ofrece a sus visitantes una experiencia que trasciende los sentidos y los transporta a los tiempos ancestrales, donde los Apus – las montañas sagradas – dominaban no solo el paisaje, sino también las creencias, las costumbres y las leyendas de una civilización milenaria.

Pero este lugar no es solo un hotel de lujo. El Palacio del Inka se erige sobre terrenos que fueron cruciales en la historia de la civilización inca. Durante el apogeo del imperio, esta zona fue parte del Koricancha, el Templo del Sol, uno de los espacios religiosos más importantes y sagrados del Imperio Inca. Aquí, las piedras guardan los secretos de una civilización que rendía culto al sol, la luna y las estrellas, y donde se realizaban rituales que conectaban a los incas con sus dioses. Hoy, ese mismo espacio, restaurado y preservado, ofrece a los viajeros no solo una experiencia de lujo, sino también una conexión con un legado que sigue vivo en cada detalle arquitectónico.

El menú de cocteles Apus Nâm es una invitación a recorrer la cordillera andina a través de la cosmovisión quechua, donde cada montaña no es simplemente un accidente geográfico, sino un guardián espiritual, un ser vivo con voluntad y poder. Los Apus, considerados protectores divinos de las tierras y las personas, influyen en las cosechas, el clima y el bienestar de quienes viven bajo su sombra. Cada coctel de esta colección rinde homenaje a una de estas montañas sagradas, evocando en sus ingredientes y sabores la pureza, la fuerza y la sabiduría que los quechuas veneraban.

El Apu Salkantay, uno de los más poderosos y reverenciados, es conocido por su imponente presencia y su conexión con los dioses. Se cree que es un puente entre el cielo y la tierra, un protector de los pueblos y un guardián del equilibrio entre la naturaleza y los humanos. El coctel que lleva su nombre no podría ser menos majestuoso. Elaborado con licor de Oca, una planta andina rica en historia y sabor, acompañado de bitter de coca y coronado con una espuma de muña (una hierba medicinal sagrada), este trago encarna la pureza y la inmensidad de los Andes, transportando a quien lo prueba a los picos nevados de Salkantay, donde el viento susurra las oraciones de los antiguos habitantes.

Cada coctel en el menú Apus Nâm cuenta una historia, no solo de la montaña a la que rinde homenaje, sino también de los ingredientes que han sido utilizados durante siglos por las comunidades andinas. La coca, por ejemplo, no es solo una planta sagrada, sino un símbolo de resistencia, comunión y fortaleza. Presente en cocteles como el Huancacure, su amargor equilibrado con gin andino revela los misterios de los Apus menos conocidos pero igualmente venerados. Esta planta, utilizada en rituales para pedir protección y buenas cosechas, conecta al presente con un pasado que sigue vivo en cada rincón del Cusco.


Por su parte, el Apu Ausangate, conocido como el guardián de las aguas, inspira un coctel que fluye con la misma serenidad que los ríos alimentados por el deshielo de sus glaciares. En este trago, el Pisco, uno de los más emblemáticos destilados del Perú, se mezcla con la frescura de la piña y miel de aguaymanto, creando un equilibrio perfecto entre la dulzura de la fruta y la fuerza de la bebida, tal como Ausangate equilibra la vida de los pueblos con sus aguas.

Los ingredientes utilizados en estos cocteles no son casuales. Cada uno ha sido seleccionado no solo por su sabor, sino por su profundo vínculo con la tierra y las comunidades locales. Desde el aguaymanto, una fruta nativa rica en vitamina C y llena de simbolismo, hasta la muña, una hierba medicinal que los quechuas han usado durante siglos para curar el cuerpo y el espíritu, cada elemento es una pieza fundamental en este homenaje a los Apus.

Apus Nâm es una celebración de la vida, la tierra y la espiritualidad que pervive en los Andes. Es una invitación a levantar la copa en honor a las montañas que han sido testigos de la historia, a conectarse con la naturaleza y a redescubrir la magia ancestral de los Apus. En cada sorbo, el viajero se adentra un poco más en la profundidad de esta cosmovisión, comprendiendo que, al final, el verdadero lujo no está solo en los detalles materiales, sino en la capacidad de reconectar con lo sagrado.

Así, el Bar Rumi del Palacio del Inka se convierte en un punto de encuentro entre el lujo moderno y la tradición ancestral. Cada coctel es una ventana a la grandeza de los Apus, una celebración de la Pachamama y un homenaje a la riqueza cultural y natural de los Andes. Porque en Cusco, el tiempo no pasa, se transforma. Y en el Bar Rumi, cada trago es un testimonio de esa transformación.

por Patricio Lagos Fuentes

Periodista e Instructor de Yoga, vida sana es mi mantra, creador de Ansia.cl