En un contexto donde la evolución del trabajo sigue acelerándose a medida que el retorno a las oficinas se convierte en una necesidad estratégica para muchas empresas. Las organizaciones re diseñan sus políticas laborales, los espacios de trabajo están experimentando una transformación hacia modelos híbridos que buscan equilibrar la flexibilidad con la colaboración en persona. 

Según un estudio reciente de CBRE y CoreNet Global, para 2025, el 66% de las empresas prevén que sus empleados trabajen presencialmente al menos tres días a la semana. Si bien, el trabajo híbrido sigue siendo una prioridad para muchos, también está creciendo la tendencia de impulsar la presencia física en la oficina como estrategia para fortalecer la conectividad interpersonal y la cultura corporativa.

Uno de los principales desafíos asociados con este regreso es el costo de adaptación de los espacios de trabajo. Con la incertidumbre económica que sigue pesando sobre las empresas, el 72% de los encuestados afirma que las limitaciones presupuestarias afectan la capacidad de realizar inversiones en la transformación de sus oficinas. La necesidad de rediseñar los espacios para hacerlos más atractivos, funcionales y colaborativos implica un desembolso significativo, especialmente en un contexto en el que las empresas buscan optimizar sus operaciones sin sacrificar la calidad de su entorno laboral.

En este sentido, la solución de espacios flexibles se presenta como una respuesta integral a los desafíos del regreso a la oficina. «En WeWork ofrecemos no solo el espacio físico necesario, sino también una infraestructura adaptable que facilita la integración de políticas laborales híbridas, optimizando costos operativos y mejorando la experiencia del empleado”, comentó Álvaro Villar, Regional Head of Sales de WeWork América Latina.

En Chile, el regreso a la oficina también está estrechamente vinculado con la adaptación a normativas locales como la que regula la Protección a la Maternidad, Paternidad y Vida Familiar (también llamada de Conciliación Familiar), la modificación al Código del Trabajo para abordar el acoso laboral, sexual y violencia en el trabajo (popularmente conocida como “Ley Karin”) y, por supuesto, la Ley de las 40 Horas. La implementación de estas normativas, sin duda, está incidiendo en la toma de decisiones sobre la adecuación de los espacios de trabajo.

El nuevo panorama político y económico tanto a nivel global como local juega un papel fundamental. La incertidumbre derivada de situaciones como la inflación y los cambios en las políticas laborales está llevando a las empresas a repensar su enfoque hacia la presencia física en la oficina. En este contexto, el modelo híbrido sigue siendo una opción viable, pero las empresas están cada vez más interesadas en garantizar que la asistencia a la oficina tenga un propósito claro y que las inversiones en espacio físico sean rentables a largo plazo.

El regreso a la oficina no es solo una tendencia en alza, sino una necesidad estratégica para las empresas que buscan fortalecer su cultura organizacional, aumentar la colaboración y adaptarse a las normativas cambiantes. En este proceso, la flexibilidad de los espacios, la integración de tecnologías y la adaptación a los cambios normativos y económicos serán factores determinantes para el éxito de las organizaciones en los próximos años.

por Patricio Lagos Fuentes

Periodista e Instructor de Yoga, vida sana es mi mantra, creador de Ansia.cl