En un momento donde el mundo parece cada vez más uniforme, los viajeros más atentos buscan otra cosa: espacios menos transitados que conserven el espíritu, el carácter y el encanto de los destinos más icónicos. Así nace una nueva forma de viajar, donde lo exclusivo no es lo ostentoso, sino lo reservado. Donde el verdadero diferencial es el silencio, la cercanía, el vínculo íntimo con el entorno.

Desde las calles tranquilas de Burdeos hasta la exuberancia contenida de las Islas Vírgenes Británicas o los senderos de montaña de Villa La Angostura, surgen propuestas que invitan a redescubrir el viaje como una forma de conexión con lo auténtico. Propiedades seleccionadas con una estética cuidada, una hospitalidad centrada en el detalle y una filosofía que pone el acento en la experiencia personalizada y consciente.

Villa La Angostura: la otra puerta a la Patagonia

Las Balsas, un refugio azul entre bosque, lago y montaña

Mientras Bariloche concentra la mayor parte del turismo patagónico, Villa La Angostura ofrece un escenario más sereno, reservado y profundamente conectado con el entorno natural. Ubicada en la costa norte del lago Nahuel Huapi y rodeada de bosques milenarios, esta localidad conserva la esencia de la Patagonia intacta: silencio, caminatas, cielos infinitos y sabores locales.

Frente al lago, Las Balsas funciona como una casa de descanso refinada. Con apenas 10 habitaciones, cada una con vistas privilegiadas, esta propiedad forma parte de la prestigiosa red Relais & Châteaux. Su arquitectura de montaña dialoga con un interiorismo cálido, basado en materiales nobles, obras de arte regionales y una paleta cromática que acompaña los cambios de estación.

El restaurante propone una cocina de terroir basada en ingredientes de proximidad, y su spa —con piscina climatizada, tratamientos holísticos y acceso directo al lago— invita a una experiencia de reconexión profunda. Las excursiones incluyen navegación, pesca con mosca, travesías por senderos del Parque Nacional Arrayanes o salidas fotográficas con guía. Todo diseñado a medida, con respeto por el entorno y amor por los detalles.


Islas Vírgenes Británicas: el Caribe en estado natural

Necker Island, el arte de vivir entre islas y arrecifes

A diferencia de las playas sobreexplotadas de Aruba o Curazao, las Islas Vírgenes Británicas conservan la esencia intacta del Caribe original. Casi 60 islas e islotes conforman este paraíso donde las aguas turquesas, la vegetación frondosa y las playas solitarias invitan al sosiego, al asombro y a una conexión profunda con la naturaleza.

En este contexto privilegiado, Virgin Limited Edition ofrece dos experiencias de alojamiento extraordinarias: Necker Island, la legendaria isla privada de Sir Richard Branson, y Branson Estate en Moskito Island, un conjunto de villas privadas inmersas en un entorno virgen. 
Diseñadas para grupos pequeños o estadías a medida, estas propiedades brindan acceso exclusivo a playas propias, gastronomía con productos locales, bienestar holístico, actividades de navegación, buceo o senderismo ecológico, y un nivel de servicio personalizado que garantiza privacidad, descanso y libertad. Aquí, el Caribe deja de ser una postal para convertirse en una experiencia orgánica e irrepetible.


Burdeos: el arte de la hospitalidad francesa lejos de la agitación de París

Yndo Hotel, donde el diseño conversa con el alma de la ciudad

En el corazón de la región de Nouvelle-Aquitaine, Burdeos emerge como una alternativa elegante y pausada frente al ritmo vertiginoso de París. Conocida mundialmente por sus viñedos y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad ofrece una combinación única de arquitectura clásica, vida cultural vibrante y arte de vivir.

En ese contexto, Yndo Hotel redefine el concepto de alojamiento boutique. Ubicado en una residencia privada del siglo XIX, este hotel de 12 habitaciones transforma cada estadía en una experiencia estética y sensorial. El diseño interior combina muebles de diseñadores contemporáneos con la calidez de materiales nobles y una curaduría impecable.

Lejos del bullicio turístico, Yndo propone una relación serena con la ciudad. Bicicletas disponibles para recorrer los muelles del Garona, desayunos artesanales servidos en vajilla francesa, jardines escondidos donde leer sin apuro. Es un lugar donde el tiempo se desacelera para dar paso a lo esencial: el confort, la belleza y la hospitalidad genuina.

por Patricio Lagos Fuentes

Periodista e Instructor de Yoga, vida sana es mi mantra, creador de Ansia.cl